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Proyecto de Prevención del Suicidio Adolescente

Proyecto de Prevención del Suicidio Adolescente

Hace algunos años atrás, se planteaba que la depresión era un trastorno que afectaba exclusivamente a las personas adultas, siendo hace poco reconocida la depresión infantil como una entidad clínica dentro de la psicología.

La Depresión Infantil es un trastorno que no se manifiesta de igual manera que en adultos, siendo de sintomatología más bien heterogénea, lo que dificulta el diagnóstico y el tratamiento. En relación con lo anterior, se asociarían consecuencias inmediatas tales como manifestaciones anímicas, conductuales, fisiológicas y cognitivas que repercutirían en el rendimiento escolar y en el espectro socioafectivo. Asimismo, podría llegar a evidenciarse una mayor tendencia a correr riesgos y enfrentar accidentes debido a esto, intentos suicidas, mal rendimiento académico, aislamiento a nivel social, dificultades asociadas al desarrollo de la personalidad y enfermedades psiquiátricas en la vida adulta, entre otros.

Las tasas de suicidio han sufrido un aumento del 60% a nivel mundial en los últimos 45 años; presentándose una tasa de mortalidad de 16 por cada 100.000 habitantes, lo que equivaldría a que, en algún lugar del mundo, cada 40 segundos una persona comete un suicidio. Estas impactantes cifras no dejan fuera a la población infanto-juvenil, en efecto, el suicidio se encuentra entre las primeras tres causas de muerte en personas de 15 a 44 años; siendo la segunda causa de muerte entre los 10 y los 24 años. Asimismo, es posible estimar que se consumirían 250.000 suicidios anualmente, en menores de 25 años.

Por otro lado, estudios realizados el año 2014 indican que en Chile un tercio de la población infanto-juvenil evidenciaría algún trastorno psiquiátrico (en un período de 12 meses), siendo más alta la prevalencia en niños que en adolescentes. Ante la necesidad de asistencia, los niños y jóvenes acuden en mayor medida a los servicios escolares y, la gran mayoría de quienes son diagnosticados, no reciben atención. Existiría una brecha asistencial de un 67% ante cualquier tipo de trastorno, porcentaje que aumentaría a un 85% si se considera solo el sistema sanitario formal . En suma a lo anterior, existiría una correlación entre los ingresos económicos y la probabilidad de recibir ayuda ante dificultades a nivel emocional.

Como Corporación, estamos desarrollando un proyecto con la Corporación Municipal de San Bernardo, que tiene como objetivo general desarrollar un programa de promoción de la salud mental en el ámbito escolar, así como de prevención del desarrollo de trastornos depresivos que podrían terminar en un suicidio infantil o adolescente.